Taller I de Fomento Lector para Padres en La Orilla, interior Chépica

Dormí hasta Santa Cruz. Sí, hoy como nunca me bajó el sueño y el hambre, así es que el chofer de la máquina que iba a Auquinco me esperó mientras compraba un apetitoso paquete de papas fritas, son mi debilidad. 
Es tan encantadora la gente en los pueblos interiores de esta región. Sonrisas amables y mis ojos pegados al vidrio, no se convencían de tanta belleza tampoco de tanta pobreza porque el 80% de las casas en Chépica, Auquinco y La Orilla, destino final de esta persona, están aún damnificadas por el terremoto del 2010. Si tuviera la posibilidad iría cámara en mano todo un día a hacer registro fotográfico de la zona, no se imaginan la riqueza: caballos, gallinas paseando por la calle, cerros de distintos matices, muchas personas en bicicleta, casas con corredores antiguos y el detalle, casas que son pedazos de plásticos figurando como ventanas o puertas, adheridas no sé cómo a trozos de madera y techumbre.
El liceo en realidad es un colegio básico con primer y segundo ciclo. Sufrí, eran las cuatro de la tarde y no llegaban apoderados. La convocatoria no es mi responsabilidad pero de todos modos pesa si algo no funciona. Me engañaron, las mamas arribaron tímidas al comedor, lugar que me asignaron para la actividad. Volví a ser feliz.
En septiembre regresaré a esas tierras, tan cerca de Teno, lugar donde mis abuelos maternos manejaron un negocio, y de Curicó, ciudad donde nació mi madre.
Programa Leer para Crecer Corporación Pro O"Higgins.
paradero, frente a este hay un boliche con viejitos chichas muy simpáticos

entrada del liceo


esa tetera era como para 5 lt. cuanta nostalgia











postal de Chépica


Comentarios